La conservación de la diversidad biológica requiere de la toma de decisiones y la implementación de acciones adecuadas desde un amplio rango de posibilidades. Para que con las actividades de conservación se obtengan resultados positivos, los tomadores de decisión deben determinar cuáles acciones son efectivas y cuáles no lo son (Pullinet al., 2004). Idealmente, estas decisiones debieran ser tomadas de acuerdo a la efectividad de sus acciones, demostradas mediante experimentación científica o revisión sistemática de la evidencia (Soulé, 1985; Sutherland et al., 2004, 2009).
Actualmente, muchas acciones de conservación son basadas en la experiencia o en prácticas tradicionales de manejo del territorio que permanecen sin evaluación (Pullinet al., 2004). El desacople entre la ciencia y la práctica de la conservación debilita los esfuerzos para una conservación efectiva de la biodiversidad chilena (Simonetti, 2011). Debido a lo anterior, la Corporación Nacional Forestal (CONAF) reconoce la importancia del desarrollo de estudios científicos al interior del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE), con el objetivo de mejorar la comprensión de los procesos humanos, ecológicos y de los recursos presentes, así como para generar una herramienta destinada a la toma de decisiones y planificación de las unidades. Por ello, la investigación dentro del SNASPE debe guiarse por un principio fundamental de Conservación, en cuanto a que toda investigación realizada debe contribuir a la generación de conocimiento que aporte a la conservación de nuestra herencia natural y cultural. Específicamente, la investigación científica puede entregar información relevante sobre la distribución de especies de flora y fauna dentro del SNASPE, sus estados de conservación y las potenciales amenazas que pueden estar presentes, además de entregar antecedentes para la planificación y el manejo de las áreas silvestres protegidas.
En principio, todos los parques nacionales, monumentos naturales, y reservas nacionales y forestales están abiertos a la realización de actividades de investigación. Sin embargo, la Corporación se reserva el derecho de no autorizarlas o de establecer normas, condiciones y limitaciones tanto respecto del ámbito geográfico, número de personas participantes y método de trabajo, como con respecto de la época del año y de la duración de la presencia de los investigadores.
Para la correcta gestión de los proyectos de investigación CONAF considera imprescindible un conocimiento completo, oportuno y preciso de las características, métodos y alcances de las actividades de investigación que terceros propongan realizar en las unidades del sistema. De este modo, se pueden prevenir incompatibilidades entre una actividad de investigación propuesta y los objetivos, normas e integridad de los recursos naturales o culturales presentes en la respectiva unidad de manejo. Asimismo, se pueden evitar interferencias entre diferentes investigaciones que se realicen en un mismo lugar.
La propiedad pública y la administración por parte de CONAF, así como las normas y principios propios del manejo de áreas silvestres protegidas, proporcionan a éstas una permanencia en el tiempo y una estabilidad de manejo que permite analizar la evolución, a largo plazo, de los componentes de los ambientes naturales y de la relación existente entre ellos y los seres humanos.