La diversidad de especies, ecosistemas y procesos ecológicos y patrimonio cultural que se resguarda en el SNASPE, llamados objetos de conservación, está en permanente exposición diversas amenazas. En estas situaciones, la educación para la conservación cumple un rol fundamental, ya que para el personal gestor del SNASPE es considerada como una “estrategia de conservación”, que contribuye en la reducción de amenazas sobre el SNASPE, en especial aquellas generadas por acciones humanas.

La educación para la conservación aborda acciones o actividades organizadas lógicamente, que en su conjunto, buscan reducir una amenaza que se prioriza, de manera indirecta, vale decir, actúan sobre las actitudes y comportamientos de las personas, dado que contribuyen a la existencia de la amenaza. Estas causas se deben a factores de carácter social, económico, cultural, tecnológico u otros.

Ejemplos de amenazas específicas son la presencia de ganado doméstico, de perros o de especies exóticas invasoras en áreas silvestres protegidas, el vandalismo en el área, expresado a través de hurtos y rallados, y las imprudencias humanas que provocan incendios en ellas. Todas estas situaciones ameritan que una de las estrategias de conservación a considerar sea la educación de las personas.