Respecto a la educación ambiental, CONAF focaliza si gestión en áreas silvestres protegidas a través del Programa Nacional de Educación para la Conservación en el SNASPE y su entorno, el cual releva los siguientes lineamientos:

  1. Asume que la educación para la conservación es una herramienta que los gestores y gestoras en conservación poseen y que, se apoya a su vez, en seis grandes instrumentos de intervención: la información, la comunicación, la participación, la formación, la investigación y la evaluación. Todos ellos, en mayor o menor medida, inciden o aportan en mejorar la educación de quienes se relacionan con las áreas silvestres protegidas.

  2. Los públicos “objetivo” prioritarios para el SNASPE, a quienes es necesario dirigir los esfuerzos institucionales en procesos de educación para la conservación, son los visitantes de las áreas silvestres protegidas, las comunidades locales que se involucran con cada área silvestre protegida y el sector escolar aledaño a cada una de éstas.

  3. Los contenidos claves a contemplar en la “Educación para la Conservación en el SNASPE” deben relevar en primer lugar, la importancia de las áreas silvestres protegidas y su contribución al mayor conocimiento de los objetos que éstas conservan, y en segundo lugar, la importancia de revertir o reducir las amenazas que afectan a las áreas protegidas y sus objetos de conservación.

  4. Las estrategias y acciones de educación parta la conservación a implementarse deben contar con mecanismos de monitoreo, seguimiento y evaluación, que permitan determinar avances, grados de cumplimiento y efectividad.

CONAF a lo largo de décadas ha entregado un aporte determinante en torno a la educación ambiental en Chile. En la década de los noventa, CONAF incorporó en su Política de Educación Ambiental la definición de educación ambiental con el siguiente enunciado: “Es un enfoque educativo que tiene la finalidad de formar una ciudadanía consciente e interesada en el medio ambiente total y sus problemas asociados, y que tenga el conocimiento, las actitudes, las motivaciones, el compromiso y las aptitudes para trabajar en forma individual y colectiva hacia la solución de los problemas y la prevención de otros nuevos”

Bajo esa definición, en la actualidad es necesario hacer algunas precisiones sobre su gestión en relación a la educación ambiental en las áreas silvestres protegidas, y en ese sentido, los objetivos estratégicos de CONAF vinculados al Sistema Nacional de áreas Silvestres Protegidas del Estado, buscan focalizar esfuerzos y recursos, y a su vez, aprovechar la complementariedad que en el país existe entre diversos organismos gubernamentales y de otros sectores de la sociedad que abordan diferentes aspectos de la educación ambiental, para en conjunto aportan en la responsabilidad.

El matiz actual para esa definición institucional, está en el hecho de los énfasis entregados en el Programa Nacional de Educación para la Conservación, vale decir, se espera de la ciudadanía considerada en la definición de educación ambiental, que sea especialmente consciente del componente biodiversidad en áreas silvestres protegidas y de la necesidad imperiosa de su conservación. Por ello, se aspira a que la sociedad sea consciente de que puede ser parte de la solución en la reducción de las amenazas que afectan a esta biodiversidad en las áreas silvestres protegidas y su entorno.

En lo que se refiere a las amenazas a las que están expuestas las especies, los ecosistemas y los procesos ecológicos (objetos de conservación) que se resguardan en el SNASPE, la educación actúa como una “estrategia de conservación” para reducirlas o revertirlas, ya que aborda acciones o actividades organizadas lógicamente, que en su conjunto buscan reducir una amenaza que se prioriza, actuando directamente sobre ella, sobre algunas de sus causas, o actuando directamente para mejorar la integridad de un objeto de conservación en particular.

En este contexto, la educación, como estrategia de conservación, forma parte de los más de 30 planes de conservación de especies que CONAF implementa año tras año. Por ejemplo, amenazas específicas como la presencia de ganado doméstico, de perros o de especie exótica invasora en el área silvestre protegida, así como el vandalismo en el área, expresado a través de hurtos y rallados, son situaciones que ameritan que una de las estrategias de conservación a considerar se la educación de las personas.